Sevilla enamora
¿Por qué enamora Sevilla?
Muchas veces empleamos en exceso los tópicos sobre Sevilla: tiene un color especial, es mágica, el arte de su gente…
Pero todo eso es cierto. Sevilla enamora… su magia se respira y te atrapa. A pesar de nuestra corta estancia (4 días) nos fascinó.
¡Prometemos regresar! 😉
Llegamos el jueves, alrededor de las ocho de la tarde, al hotel en que nos alojamos: el Hotel Bécquer. Éste destaca por un trato cercano, personalizado, unas excelentes instalaciones y está situado en pleno centro sevillano. Su director comercial, Alejandro Rodríguez, nos recibió y por fin pudimos desvirtualizarlo. Pero el cansancio era notorio y pronto subimos a nuestra habitación.
@hotelbecquer_ www.hotelbecquer.com y @AlexHoteles nos han tratado de lujo. Nos sentimos parte de la Familia Bécquer. Gracias 🙂
Durante las primeras horas en la ciudad hispalense decidimos descansar. De todas formas, nos acercamos hasta el Puente de Triana y paseamos un rato por las proximidades del río Guadalquivir 🙂
El viernes madrugamos, por eso de aprovechar el tiempo jeje. Y comenzar la jornada con un buen desayuno era fundamental, para afrontar el día con energía 🙂
Después, recorrimos parte del centro histórico y al mediodía tuvimos el enorme placer de conocer a la famosa Carolina González. ¡Nos llevó de tapas! 🙂
Conversamos durante más de dos horas y saboreamos la gastronomía sevillana 🙂
A las cuatro comenzaba el Evento Blog España (EBE) y allá nos fuimos, con Alejandro y otras personas maravillosas (Jesús, Ana, Javier…). Suponemos que nos os interesará especialmente el EBE. Por lo tanto, @AlejandroIgl_P publicará un post sobre él y nosotras nos vamos a centrar en Sevilla 😉
Por la noche disfrutamos de una ruta turística, organizada por Feel the City Tours en colaboración con EBE y el Hotel Bécquer.
Ángela, la guía, consiguió captar la atención de todos y sacar más de una sonrisa. Gran profesional, cercana y muy salá 😉
La primera parada fue el Puente de Triana, un lugar repleto de historia y con unas vistas espectaculares.
Continuamos por las proximidades del Guadalquivir, hasta llegar a la Plaza de Toros de la Maestranza y la Torre del Oro. Ángela informaba de toda su historia y nos narraba detalles curiosos que amenizaban la noche.
El Real Alcázar de Sevilla (donde recientemente se rodó la última temporada de Juego de Tronos), la Catedral y la Giralda serían nuestro siguiente destino. La catedral de Sevilla es la catedral gótica más grande del mundo.
Alzas la vista, giras la cabeza y su magia te atrapa. Las palabras no son suficientes para describir lo vivido. Acércate a la ciudad del Guadalquivir y lo comprobarás 😉
Continuamos por la judería y su trágica historia. Sin embargo, merece ser recordada. Conocerla es primordial, para no repetirla.
En el año 1391 se produjo un terrible genocidio, los cristianos asesinaron cerca de 4 mil judíos. Tras el cuál los judíos intentaron vengarse.
Ángela nos explicó como el amor una bella judía, Susona, propició que ésta desvelase los planes de su padre y la gran sublevación judía de España. Pretendía que su amado se refugiase, pues era uno de los principales caballeros de la ciudad y le darían muerte. Pero no fue así.
Su amado corrió a informar al Asistente de la Ciudad, apresaron a los cabecillas de la revuelta y en pocos días fueron ejecutados. Entre ellos el padre de Susona. Una vez fallecida Susona, colgaron su cabeza en una escarpia sobre el dintel de la puerta de su casa.
La historia contada por Ángela resulta más interesante y menos triste jeje. En cualquier caso, la historia es la que es y debemos recordarla.
Dicho lo cuál, vamos al último punto de la ruta: la Plaza de Santa Cruz. Está presidida por una cruz de hierro, anteriormente ubicada en la calle Sierpes. De ahí sus cuatro serpientes. Se sitúa sobre los cimientos de una antigua sinagoga y posteriormente un templo cristiano.
Aquí finalizó un interesante recorrido, de dos horas, por las calles del casco histórico de Sevilla. Bueno, realmente no concluyó así. Nos fuimos a tomar una rica tapita sevillana 😀 Aunque pronto nos acostamos.
El sábado era el día grande del Ebe, por la mañana y por la tarde
Alrededor de las 10 y media hicimos acto de presencia y hasta las 20:30 no nos fuimos. Muchas horas de aprendizaje y experiencias. Cuando asistimos a un festival de música, o evento de estas características, sentimos lo mismo: felicidad. La mayoría de las personas con las que compartes esos momentos tienen tus mismos intereses y eso se nota.
¡Incluso la buena música tuvo su hueco!
De todas formas, la jornada del sábado continuó por la noche. Gran parte de la familia Ebe se reunió en el local sevillano Le XIX, próximo a la catedral. Fue el día en que descubrimos la puntualidad sevillana… jaja. Habíamos quedado con un grupo de colegas del Ebe en el mencionado bar. Pero tras más de una hora de espera, salimos a fuera, la impaciencia comenzaba a ser importante xD
En la calle nos encontramos con los colaboradores del Ebe. Su plan era tomar unas tapas y luego regresar. Decidimos ir con ellos y hacer lo mismo. Gente muy maja, cercana y haciendo honor a su labor: colaborar 😀
2 horas más tarde, ya en Le XIX, nos encontramos con los colegas eberianos (los puntuales jaja). Mención especial merece Alejandra… ay, qué poco amiga de llegar a su hora 😛
La quedada eberiana finalizó bien entrada la madrugada. Pero a eso de las 3am estábamos en cama, por la mañana nos esperaban las últimas horas del #Ebe14.
Domingo de Ebe y paseos por Sevilla
Al mediodía el Evento Blog España llegó a su fin, y con él un sentimiento de morriña. Nos cautivó y noviembre del 2015 todavía se vislumbra lejos.
No obstante, debíamos exprimir las horas que nos quedaban en la ciudad hispalense. Bajamos en bus hasta la Avenida de Kansas City, para continuar a pie. Nos apetecía perdernos un poco por la ciudad. Transitamos por varias calles hasta llegar a la Iglesia de San Esteban. Dado que el hambre llamaba a su puerta, buscamos un bar poco masificado y que fuese tradicional. La idea de comer rodeadas de guiris y bullicio no nos emocionaba jaja.
Tras unos ricos platos de paella, pescaíto frito y un flan retomamos la marcha. La tarde había comenzado y el reloj avanzaba. El casco antiguo, aún después de haber estado por esa zona dos veces, nos seguía embelesando.
Pasamos la tarde entre sus calles y a las 20h nos acercamos al hotel. Aligeramos equipaje y nos dirigimos al barrio de Triana, cuna del flamenco y arte sevillano.
Cuando no encontrábamos una calle, o un monumento, siempre le consultábamos a los sevillanos. Los mapas y el GPS están bien, para conseguir orientarse, pero preguntando conoces un poco mejor a la gente de la zona. Te tomas una caña en un bar, hablas con el camarero, observas, preguntas… Disfrutar de unas tapas en la calle Betis, a la vera del Guadalquivir, no tiene precio. Para todo lo demás… 😛
Sentadas, disfrutando de las maravillosas vistas del Puente de Triana, a la luz de luna, no pensábamos en nada. La sensación de relax era total. Así estuvimos hasta las diez.
Decidimos aprovechar las últimas horas y nos perdimos por callejuelas de la zona antigua, en busca de una tasca tradicional poco frecuentada por los guiris jeje. ¡Y vaya que si la encontramos! Huevo a la flamenca para chuparse los dedos, acompañado de un manzanilla 🙂
Por si no fuese suficiente, ¡sonaba música de los Beatles!
De todos modos, lo bueno siempre se acaba. El lunes por la mañana tocaba volver a Galicia. Pero nos quedará el dicho de que lo bueno si breve dos veces bueno.
Habrá nuevos destinos, nuevos sueños y nuevos proyectos. No nos cabe la menor duda. Sin embargo, Sevilla no será un destino más y antes o después tornaremos. Esa magia que dicen que tiene, no es palabrería. Es especial 🙂
#BeHappyMyCookies 😀